Un poema de Amado Nervo(1870-1919)
Gran poeta de México
¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina
… pero no la aborrezco¡
Cuando la mezquindad envidiosa en mi clava los dardos
De su inquina, esquivase en silencio mi planta,
Y se encamina hacia más puro ambiente… de amor y caridad.
¿Rencores¿ ¡De que sirven¡ ¿que logran los rencores¿
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
Y no prodiga savias en pinchos punzadores:
… si pasa mi enemigo cerca de mi rosal.
Se llevará las rosas de más sutil esencia;
Y si nota en ellas algún rojo vivaz,
¡Será el de aquella sangre que su malevolecencia
De ayer vertió, al herirme con encono y violencia.
¡Y que el rosal devuelve, troncado en flor de paz¡